domingo, 13 de diciembre de 2015

Mi penúltimo poema


XXVIII

Y dos semanas después, ahí estaba ella. Radiante, ¡cómo no! Tan hermosa como siempre. Con ese gesto tan familiar. Con esa sonrisa que me enamoró tres años atrás.

Mi radar, aun rodeada por un centenar, únicamente a ti detectó. Sólo tú en mi campo de visión. Tú y yo, solos en el espacio y tiempo, por un instante, inmersos en una marea de sentimientos.

Como una diminuta e indefensa hormiga, a orillas del mar, intentando, bajo un despiadado tsunami, nadar.

Un bombardeo de emociones al blanco de mi corazón. Un millón de pensamientos acribillando mi abatido cerebro. La rendición de mi alma tras tanto recuerdo.

Dos segundos que simulan una eternidad, diez metros que distancian dos corazones abrazados, dos desconocidos que juntos todo fueron pero nada son  por separado.

Tú. Discreta entre las demás, cambiando de nuevo mi vida. Tan insignificante para el resto, tan imprescindible para mí. Luchando por desapercibida pasar, pero tu mirada, una vez más, haciéndome soñar.

Pero cómo explicar este dolor siendo yo quien renunció a tu amor.
 
Dejé de buscarte y entonces te encontré

PD: La próxima vez prometo no salir corriendo.
 
.Parte 1.
 
El Portaminas Negro

No hay comentarios:

Publicar un comentario