domingo, 14 de septiembre de 2014

Dejarse llevar suena demasiado bien...


NUNCA ES TARDE PARA SOÑAR



En numerosas ocasiones he oído “si no arriesgas no ganas”. Pues bien, yo arriesgué. Pero no sólo eso, sino que también gané.




En los momentos en los que yo más perdido me hallaba decidí arriesgarme. Cierto es que yo contaba con amigos, familiares… incluso, hasta con pareja. Pero aún así no eran buenos momentos para mí. Nada llamaba mi atención, en cuanto a estudios y futuro se refiere, no encontraba ninguna motivación, y por si fuera poco salía de un bachillerato de ciencias que no lograba sacar.


Pero sin saber qué estudiar, con pocas opciones de escoger y sin poder gozar de exigencias me propuse aventurarme en el grado de Historia. Un campo del que apenas tenía conocimientos, que ni siquiera sabía si me iba a conquistar. Pero, repito, esta vez, salí ganando. Hice caso a uno de los mensajes que más han marcado mi adolescencia, una oración nacida de una de mis canciones favoritas (“Copenhague” de Vetusta Morla). “Dejarse llevar suena demasiado bien. Jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar... o empezar…”.

A pesar de que el primordial propósito de la universidad es formar, enseñar y cimentar a los futuros trabajadores que tienen que sacar adelante a su país, gracias a este atrevimiento he conocido a las personas más increíbles con las que te puedes encontrar. No son simples compañeros de clase, ni de conciertos, ni unos meros colegas que se hacen en cualquier momento y lugar. Son mis hermanos, mi familia, un amor que no sólo surge sino que también hay que alimentar, cuidar y construir poco a poco. Aunque lo que estoy estudiando también me agrada.


En un principio todo lo veía cuesta arriba, inalcanzable para mí, hasta el punto de verme en la obligación de tirar la toalla y abandonar todo lo aprendido hasta la fecha. Pero allí aparecieron ellos, mis nuevos hermanos. Aquellos a los que les debo tanto ya que son quienes de verdad te ayudan, te enseñan y te forman. Sin ellos esta situación habría sido insostenible y no estaría donde ahora me encuentro. Miles de dudas rondaban mi cabeza, esas dudas que provocaban mis desánimos, mis decaídos despertares y mis depresivos días. Pero mis, ya nombrados en varias ocasiones, hermanos, entre los que destaco a David y Héctor, más conocidos (por mí) como Deif
y Monsi, lograron convencerme y quitarme esas dudas mediante palabras y hechos. Y finalmente escogí lo que más me convenía y lo que sabía que era lo mejor para mí; hacer caso a las personas más influyentes e importantes, que a su vez, son las que más me conocen, y darme otra oportunidad en este mi primer año de carrera.


Y tenían toda la razón. Cambié la perspectiva de apreciar la realidad y comencé a ser más optimista. Empecé a involucrarme más en los estudios y en la vida universitaria y estoy  mejor de lo que había estado jamás. Y además de todo eso, seguí con mis grandes amigos, el vínculo más fuerte que, gracias a Dios, ha permitido que siga con ellos y en este entorno.


Esa complicada, pero finalmente acertada, decisión iba a permitir que experimentase los mejores momentos que podía disfrutar: un concierto de Melendi, varios de Love of Lesbian y Vetusta Morla, tres espectaculares acústicos (Supersubmarina, Izal y Dorian), la celebración de mi 19 cumpleaños, salidas nocturnas en discotecas e irlandeses, noches en casas y residencias, madrugones para contemplar amaneceres, la final de la Champions League 2013/2014 en el estadio Santiago Bernabéu y su correspondiente celebración en la fuente de La Cibeles, increíbles partidas de cartas y conversaciones en la cafetería, y un larguísimo etcétera. Y lo mejor de todo es que todavía faltan muchos por llegar.



Sin ellos mi felicidad durante todo este año, y los próximos, no habría sido, ni podrían ser, posibles y les estoy eternamente agradecido porque en gran parte soy, en estos momentos, como soy por ellos. Estudio lo que me gusta gracias a que ellos, siempre pensando en mi bien, no me dejaban cambiarme, y han sido ellos los que, mediante debates y experiencias, me han hecho madurar.


 Y es que hay que aprender a disfrutar el momento, a ser más positivos, a luchar por tus sueños y a pensar un poco menos -o un poco mejor-. La vida sin esos puntos de locura y riesgo no tiene ningún sentido. Todos debemos dejarnos llevar un poco más, que, a fin de cuentas, no está tan mal.


 ¿Y si te equivocas?... La vida continúa. Vuelve a arriesgar una y otra vez, que siempre se gana. Al fin y al cabo, en eso consiste este juego llamado "vida".

 
 
El portaminas negro.

4 comentarios:

  1. Sí señor. Así se enfrenta uno a la vida. Me alegro mucho. Ahora a seguir. Un fuerte abrazo

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    1. Muchas gracias por leerme y por tus palabras! Espero seguir viéndote por aquí más veces.
      Un abrazo muy fuerte.

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  2. Muy cierto. No es agradable encontrarse en una situación así. Espero tener certeza al decir que eres un gran ejemplo de superación para muchos jóvenes que se encuentren ahora en tu situación, a apoyarse en la familia, los amigos y seguir así.
    ¡ mucha suerte !

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    1. Hay que lograr superar todos los baches que la vida te pone delante con esfuerzo y apoyándote en los demás.
      Muchas gracias por comentar. Un abrazo muy fuerte.

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