NUNCA ES TARDE PARA SOÑAR
En numerosas ocasiones he oído “si no arriesgas no ganas”.
Pues bien, yo arriesgué. Pero no sólo eso, sino que también gané.
En los momentos en los que yo más perdido me hallaba decidí
arriesgarme. Cierto es que yo contaba con amigos, familiares… incluso, hasta
con pareja. Pero aún así no eran buenos momentos para mí. Nada llamaba mi
atención, en cuanto a estudios y futuro se refiere, no encontraba ninguna
motivación, y por si fuera poco salía de un bachillerato de ciencias que no
lograba sacar.
Pero sin saber qué estudiar, con pocas opciones de escoger y
sin poder gozar de exigencias me propuse aventurarme en el grado de Historia.
Un campo del que apenas tenía conocimientos, que ni siquiera sabía si me iba a
conquistar. Pero, repito, esta vez, salí ganando. Hice caso a uno de los
mensajes que más han marcado mi adolescencia, una oración nacida de una de mis
canciones favoritas (“Copenhague” de Vetusta Morla). “Dejarse llevar
suena demasiado bien. Jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar... o
empezar…”.
A pesar de que el primordial propósito de la universidad es
formar, enseñar y cimentar a los futuros trabajadores que tienen que sacar
adelante a su país, gracias a este atrevimiento he conocido a las personas más increíbles
con las que te puedes encontrar. No son simples compañeros de clase, ni de
conciertos, ni unos meros colegas que se hacen en cualquier momento y lugar.
Son mis hermanos, mi familia, un amor que no sólo surge sino que también hay
que alimentar, cuidar y construir poco a poco. Aunque lo que estoy estudiando
también me agrada.
En un principio todo lo veía cuesta arriba, inalcanzable
para mí, hasta el punto de verme en la obligación de tirar la toalla y
abandonar todo lo aprendido hasta la fecha. Pero allí aparecieron ellos, mis
nuevos hermanos. Aquellos a los que les debo tanto ya que son quienes de verdad
te ayudan, te enseñan y te forman. Sin ellos esta situación habría sido
insostenible y no estaría donde ahora me encuentro. Miles de dudas rondaban mi
cabeza, esas dudas que provocaban mis desánimos, mis decaídos despertares y mis
depresivos días. Pero mis, ya nombrados en varias ocasiones, hermanos, entre
los que destaco a David y Héctor, más conocidos (por mí) como Deif
y Monsi, lograron convencerme y quitarme esas dudas mediante palabras y hechos. Y finalmente escogí lo que más me convenía y lo que sabía que era lo mejor para mí; hacer caso a las personas más influyentes e importantes, que a su vez, son las que más me conocen, y darme otra oportunidad en este mi primer año de carrera.
Y tenían toda la razón. Cambié la perspectiva de apreciar la
realidad y comencé a ser más optimista. Empecé a involucrarme más en los
estudios y en la vida universitaria y estoy
mejor de lo que había estado jamás. Y además de todo eso, seguí con mis
grandes amigos, el vínculo más fuerte que, gracias a Dios, ha permitido que
siga con ellos y en este entorno.y Monsi, lograron convencerme y quitarme esas dudas mediante palabras y hechos. Y finalmente escogí lo que más me convenía y lo que sabía que era lo mejor para mí; hacer caso a las personas más influyentes e importantes, que a su vez, son las que más me conocen, y darme otra oportunidad en este mi primer año de carrera.
Esa complicada, pero finalmente acertada, decisión iba a permitir
que experimentase los mejores momentos que podía disfrutar: un concierto de
Melendi, varios de Love of Lesbian y Vetusta Morla, tres espectaculares acústicos (Supersubmarina, Izal y Dorian), la celebración de mi 19
cumpleaños, salidas nocturnas en discotecas e irlandeses, noches en casas y
residencias, madrugones para contemplar amaneceres, la final de la Champions
League 2013/2014 en el estadio Santiago Bernabéu y su correspondiente
celebración en la fuente de La Cibeles, increíbles partidas de cartas y
conversaciones en la cafetería, y un larguísimo etcétera. Y lo mejor de todo es
que todavía faltan muchos por llegar.
Sin ellos mi felicidad durante todo este año, y los
próximos, no habría sido, ni podrían ser, posibles y les estoy eternamente agradecido
porque en gran parte soy, en estos momentos, como soy por ellos. Estudio lo que
me gusta gracias a que ellos, siempre pensando en mi bien, no me dejaban
cambiarme, y han sido ellos los que, mediante debates y experiencias, me han
hecho madurar.
Y es que hay que
aprender a disfrutar el momento, a ser más positivos, a luchar por tus sueños y
a pensar un poco menos -o un poco mejor-. La vida sin esos puntos de locura y riesgo no tiene
ningún sentido. Todos debemos dejarnos llevar un poco más, que, a fin de
cuentas, no está tan mal.
¿Y si te
equivocas?... La vida continúa. Vuelve a arriesgar una y otra vez, que siempre se gana. Al fin y al cabo, en eso consiste este juego llamado "vida".
El portaminas negro.
Sí señor. Así se enfrenta uno a la vida. Me alegro mucho. Ahora a seguir. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme y por tus palabras! Espero seguir viéndote por aquí más veces.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Muy cierto. No es agradable encontrarse en una situación así. Espero tener certeza al decir que eres un gran ejemplo de superación para muchos jóvenes que se encuentren ahora en tu situación, a apoyarse en la familia, los amigos y seguir así.
ResponderEliminar¡ mucha suerte !
Hay que lograr superar todos los baches que la vida te pone delante con esfuerzo y apoyándote en los demás.
EliminarMuchas gracias por comentar. Un abrazo muy fuerte.