- Pero… ¿quién te ha enseñado a escribir así?
- El dolor. Cuando el sufrimiento te escribe a ti, en vez de tú a él, en realidad, todo es más fácil. Todo es más difícil.
Cuatro
años antes…
A segunda vista. Sol y sombra.
Enfermedades perfumadas. Sufrimiento maquillado. Caricaturizando el futuro por
respeto al pasado.
Pros y contras. Una balanza en cada corazón. Montañas rusas en la cabeza. Una noria. Y en objetos perdidos la razón.
Luchando contra mi cabeza. Flores en pistolas. Reacción natural. Un blanco fácil. Aprieta el gatillo. Depuración mental.
Vestido de frialdad. Carezco por completo de empatía. Tolerando el exceso de intensidad, mi realidad y la misantropía.
No es que no te quiera. No es que no te quiera querer. Puede ser filofobia, pero más me duele a mí no poder.
Un vaso lleno. Otro vacío. Pero
nunca por la mitad. Nunca dejamos espacio al optimismo. Siempre impotencia. Siempre debilidad.
Solo. Rodeado de amigos, pero
solo. A años luz.
Solo. A tu lado, pero solo.
Cargando por el precipicio con tu cruz.
Bebiendo de utopías en vasos sin
hielo. La resaca de tus manías, la injusta justicia y el duelo. Esquivando las
alegrías, alguna que otra tristeza y, por supuesto, el consuelo.