domingo, 6 de marzo de 2016

Abre los ojos

Abro los ojos y te desvaneces
-Inspirado en hechos reales-

Leonardo: ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas.

Novia: ¡Ay que sinrazón! No quiero contigo ni cama ni cena, y no hay minuto del día que estar contigo no quiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba. He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia en la mitad de la boda y con la corona puesta. Para ti será el castigo y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda.
 Bodas de Sangre - Federico García Lorca




Joder, se me ha enfriado el café. Empezamos bien. Siempre me pasa lo mismo. Que se lo digan a nuestra relación… ¿O lo pedí con leche fría? No me acuerdo. Me pongo a componer y desconecto de todo. Menos de ti, claro. Es cuando más te recuerdo. 
Ya sé que te prometí no volver a escribir, que te juré hacerlo todo más fácil y que dejaría de complicar las cosas. Ya sé que sabes que todo lo que escribo es para ti. Para nosotros.
Y sé que me vas a leer, pero esta vez, de verdad, voy a intentar no ir de enamorado. Es sólo que me he dado cuenta de que somos lo que vemos cuando cerramos los ojos. Y te explico por qué.

Bonnie Parker (Faye Dunaway) y Clyde Barrow (Warren Beatty), 1967.

Cada vez que los cierro te veo a ti. No puedo evitarlo. No depende de mí. Te veo.
No has cambiado nada, preciosa.
Cuando te digo todo lo que siento, los abro de nuevo, pero ya no estás. Al parecer, hace tiempo que te fuiste. Mientras los mantenga abiertos, sé que no te encontraré.
No puedo más, quiero vivir con los ojos cerrados. Quiero vivir contigo. Y vuelvo a verte, vuelvo a vernos. Eres el admirable y metafórico temperamento de La Novia del trágico teatro Bodas de Sangre de García Lorca, suplicando que interprete a su perseverante y poético Leonardo. Eres la enamoradiza y apasionada personalidad de la ambiciosa aventurera Bonnie Parker, que nada sería sin su audaz y valeroso bandido Clyde Barrow. Eres la adictiva dulzura y naturalidad de Rachel McAdams en cualquiera de sus películas (te dejo escoger: El diario de Noa o Una cuestión de tiempo. La que más te guste. Con la que más veces nos hayamos enamorado fundidos en un ensimismado abrazo, acurrucados bajo tu calentita manta, en nuestro exclusivo sofá. Por cierto, qué bien te quedaba mi pijama).


La encantadora Mary (Rachel McAdams) en Una cuestión de tiempo, 2013.

Lo sé, es lo malo. Cuando yace la intermitente oscuridad, una lágrima recorre mi desolado rostro. Y se suicida.
No puedo permitirlo. Hay que vivir con los ojos abiertos. Hay que saber afrontar la ambigua realidad. Con el corazón roto, sí, pero con optimismo. Con seguridad. Siendo tú mismo. Sin perder tu identidad. Ya lo dijeron The Beatles en Strawberry Fields Forever: “living is easy with eyes closed”. Y más si todavía sigues ahí dentro. En la capa más externa de mi acorazado corazón. Y más todavía si nunca nos interesó lo sencillo.
Vale. Prometo abrirlos pero, por favor, no te vayas.



Tres maravillosos años siendo ‘nosotros’. ¿Qué nos pasó? ¿Qué hicimos mal?
Quedaba sitio en el vaso para una gota más.
Mientras mis párpados caigan siempre seremos uno. Somos lo que vemos cuando cerramos los ojos. Y yo sólo te veo a ti, pequeña. Llevo tres años sin ser sin ti.



Novia: ¿Adónde me llevas?
Leonardo: Adonde no puedan ir estos hombres que nos cercan. ¡Donde yo pueda mirarte!
Novia (sarcástica): Llévame de feria en feria, dolor de mujer honrada, que las gentes me vean con las sábanas de boda al aire, como banderas.

Leonardo: También yo quiero dejarte si pienso como se piensa. Pero voy donde tú vas. Tú también. Da un paso. Prueba. Clavos de luna nos funden mi cintura y tus caderas.
Bodas de Sangre - Federico García Lorca

Tienes razón, menos mal que no iba a ir de enamorado pero ya me conoces, cariño: there´s no song without love.

El Portaminas Negro